Ángel Di María, una de las máximas figuras del fútbol argentino, tiene sus raíces profundamente arraigadas en la ciudad de Rosario. Nacido en el mismo hospital que Lionel Messi, el "Fideo" compartió con el astro rosarino no solo su lugar de nacimiento, sino también una infancia marcada por la pasión por el fútbol y el esfuerzo.
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El barrio Alberdi, más conocido como La Esperanza o El Churrasco, fue el escenario de la infancia de Di María. Allí, en las calles de tierra y entre los juegos con sus amigos, comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo del fútbol. Su casa, ubicada en calle Perdriel, era su refugio, pero también el punto de partida para las aventuras futbolísticas en el potrero cercano.
La pasión por el fútbol convivía con las responsabilidades de la vida cotidiana. Junto a sus hermanas, ayudaba a su padre en la venta de carbón, recorriendo las calles de Rosario en bicicleta. A pesar de las dificultades, el fútbol siempre fue su gran sueño.
El barrio Alberdi dejó una huella imborrable en Di María. El cariño por sus calles y sus amigos lo llevó a tatuarse en la piel una frase que resume su sentimiento: "Nacer en la Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida". Este tatuaje es un homenaje a sus orígenes y a las personas que lo acompañaron en sus primeros años.
Desde aquel niño que soñaba con ser futbolista en las calles de Rosario, Di María se ha convertido en una estrella mundial. Su talento y esfuerzo lo llevaron a jugar en los mejores clubes de Europa y a conquistar títulos importantes. Sin embargo, sus raíces siempre estarán presentes en su corazón.
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