Por Tomás Valle
El duelo entre Atlético de Madrid y Deportivo Alavés fue más que especial para la familia Simeone. De un lado, Diego, el papá, entrenador del Colchonero. Enfrente, Giuliano, el hijo, delantero del conjunto local. Ambos fueron protagonistas de un duelo en el que la sangre se robó absolutamente todas las miradas.
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Giuliano Simeone tuvo que salir de Atlético de Madrid porque su papá no le dio lugar. Tuvo un muy buen paso por Zaragoza y ahora cumple con otra aceptable tarea en Deportivo Alavés. En este presente, el delantero argentino tuvo un buen nivel en su labor contra su ex equipo, con algunas jugadas dignas de levantar el interés para repatriarlo.
Con varias chances, ataques profundos y movimiento permanente, Giuliano Simeone fue una pesadilla para el ataque rival. Lo más jugoso fue un hermoso túnel a Nahuel Molina, pegado a la banda izquierda, que fue el aplauso permanente de la afición de Deportivo Alavés. Las redes, automáticamente, se hicieron eco de esa perla.
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Con esta derrota parcial ante Alavés, el Atlético Madrid empieza a mirar de reojo al Athletic Bilbao nuevamente. Es que los dirigos por Simeone quedarían con 61 unidades, a tan sólo tres de diferencia de los Rojiblancos, que se ilusionan con robarle la última plaza de Champions.
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